Acidithiobacillus ferrivorans es el microorganismo extremófilo que se encontró en el continente blanco y serviría para generar energía renovable.
El Dr. Iván Ñancucheo, lidera el grupo de investigadores que encontró en la Antártica el microorganismo extremófilo, que serviría para generar energía renovable.
Iván Ñancucheo es docente del Magíster en Innovación en Biociencia y Bioingeniería, además de liderar el grupo de investigadores que realizó un gran hallazgo en la Antártica que consiste en un microorganismo extremófilo denominado Acidithiaobacillus ferrivorans, y que serviría para generar energía renovable.
A lo largo de los años de investigación la Antártica ha albergado esperanzas de desarrollo de proyectos innovadores y en este caso, que serviría para generar electricidad, y ayudar en los procesos de purificación de agua de la industria minera, al menos, eso es lo que pretende el investigador.
“Hemos aislado un microorganismo denominado Acidithiaobacillus Ferrivorans, que tiene la capacidad de crecer a bajas temperaturas y en presencia de una alta acidez, estas dos condiciones representan un avance significativo en la búsqueda de candidatos que serán usados en sistemas de generación de energía o incluso para el tratamiento de agua de procesos mineros”, explicó Ñancucheo.
El proyecto se denomina “Aislamiento y caracterización de microorganismos extremófilos desde la Antártica con aplicaciones en celdas de combustibles microbiana a bajas temperaturas” y es financiado por el Instituto Antártico Chileno (INACh) a través de su concurso de Investigación Regular. El académico de la Universidad San Sebastián, lidera el grupo compuesto por cinco científicos, de estos, dos pertenecen a la Universidad de Queensland de Australia y dos al Instituto Antártico Argentino.
Ñancucheo explica que la investigación “tiene como objetivo aislar y caracterizar microorganismos extremófilos, es decir, los que viven en ambientes que normalmente otro organismo no toleraría, en este caso, a 1°C y en condiciones ácidas”, agregó a su vez que “estos organismos tienen que ser capaces de conducir la corriente eléctrica con la finalidad de usarlos en sistemas de generación de energía, denominadas baterías biológicas.
Estas baterías se podrían usar como fuentes de energía renovable e incluso, alimentarse de desechos tóxicos provenientes de fuentes petroleras y nucleares, generando una electricidad que ayudaría a la descontaminación.
¿Cómo lo encontró? El investigador ha identificado el microorganismo gracias a las herramientas de biología molecular con el apoyo de un laboratorio de Corea del Sur, eso porque la pandemia mantiene cerrado los laboratorios nacionales.
“Al microorganismo aislado en el laboratorio de microbiología de extremófilos de la Universidad de San Sebastián, les extraemos el ADN y enviamos el material a los coreanos, luego, mediante herramientas informáticas, analizamos los resultados a través de una plataforma computacional” explicó el doctor Ñancucheo.
La primera campaña se desarrolló en diciembre del año pasado en Isla Rey Jorge, lugar donde se muestrearon dos sitios con características similares a un riachuelo, con presencia de hierro y extremadamente ácida que fluyen hasta el mar, este fenómeno es conocido como drenaje ácido de rocas y aún es desconocida su presencia en la Antártica por parte del mundo científico.
“En la primera etapa se muestreó la Caleta Mariana, cercana al imponente Glacial Collins, la cual presenta generación de drenaje ácido de rocas. Este lugar está a 45 minutos de la base del INACh “Profesor Julio Escudero”, en el corazón de Villa Las Estrellas. Mientras que el segundo sitio fue la Caleta Cardozo, cercana a la base polaca “Henryck Artowski” y ubicada a 5 horas de Villa Las Estrellas”, detalló Iván Ñancucheo.
El investigador espera que entre diciembre de este año y enero próximo realice su segunda campaña, pero eso dependerá de la evolución de las condiciones sanitarias. “Actualmente, Villa Las Estrellas está libre de Covid-19 y con estrictas normas de ingreso a la Isla Rey Jorge”, sentenció.