La particularidad de estos compuestos contaminantes – explica Cristóbal Galbán, es que se usaron hace mucho tiempo y que actualmente están prohibidos, pero se caracteriza porque su tasa de degradación en el medioambiente es muy baja y se pueden transferir entre diferentes matrices.
“El océano Antártico es un sumidero de Carbono sobre todo durante el verano”. Así, explica Cristobal Galbán de la Universidad Mayor, quien se encuentra desarrollando un estudio sobre los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP).
La hipóstesis básica del estudio es que el fitoplancton que crece en la columna de agua es un componente crucial del proceso conocido como “bomba biológica”, que es cuando el fitoplancton crece fija CO2 y transporta el carbono hacia los sedimentos. Este fenómeno es muy importante para comprender el ciclo biogeoquímico de los COPs, debido a que estos compuestos son hidrofóbicos y van a tender a unirse a la materia orgánica que es transportada hacia los sedimentos como consecuencia de la bomba biológica.
Pueden llegar hasta el el Continente Blanco desde larga distancias por corrientes oceánicas, atmosféricas o inclusive por animales migratorios. “Influencia de la bomba biológica en la biogeoquímica de Contaminantes Orgánicos Persistentes en ambientes prístinos RT1217”, ese es nombre del proyecto del investigador Galbán, quien, junto a su equipo son parte de la Expedición Científica Antártica (ECA 56), organizada por el Instituto Antártico Chileno (INACH)